Dos clásicos para volver a visitar este verano
Carlos Ruiz Zafón y Juan Marsé provenían de generaciones distintas, pero sus obras ya pertenecen a todos los amantes de la lectura: a quienes ya los conocen y a los que vendrán a quedarse atrapados por su forma de contar historias.
JUAN MARSÉ (1933-2020)
«Me hice escritor porque tengo un desajuste con la realidad que me rodea, mi país, mi ciudad, mi época… Eso me lleva a encontrar en la literatura un mundo de experiencias que no he tenido, pero que he soñado.»
Juan Marsé, después de ganar el Premio Cervantes (2008)
No importa cuál escojas primero, porque seguro que no será la única obra de Marsé que vas a leer. Sus novelas nos atrapan con la voz de las obras atemporales y ofrecen mucho más de lo que se espera de los clásicos contemporáneos.
Las historias de Marsé definen personajes, espacios y conflictos vigentes, y lo hacen con destreza narrativa, a través de escenas que se quedan fijadas en nuestra imaginación para siempre.
Nos habla de la pasión y las tensiones sociales en Últimas tardes con Teresa (1966), de la realidad cruda y las historias dentro de otras historias en Si te dicen que caí (1973), de la ironía y la duplicidad en El amante bilingüe (1990).
La crítica estuvo de acuerdo con el público: Marsé obtuvo el Premio Planeta con La muchacha de las bragas de oro (1978), el Ciudad de Barcelona con Ronda del Guinardó (1984), el premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa con Rabos de lagartija (2000), además del Premio Cervantes (2008).
Todas las obras de Marsé son grandes historias y siempre estamos a tiempo de descubrirlas o de leerlas una vez más. En cualquier caso, siempre saldremos ganando como lectores.
CARLOS RUIZ ZAFÓN (1964-2020)
«Conectó de manera absoluta con la fantasía de las primeras lecturas, el placer de leer por leer.»
Carlos Zanón
«Su lectura es deslumbrante.»
Stephen King acerca de La sombra del viento
Si se pudiera definir a Zafón con un solo adjetivo, este podría ser «entusiasta». Le entusiasmaban los dragones, los libros y los secretos, reales o imaginados, de la ciudad que le vio nacer.
Conquistó al público mundial y llegó a vender más de 10 millones de ejemplares de La sombra del viento (2001). Todo un fenómeno editorial que nadie podía prever en los escritos de un autor novel (excepto Terenci Moix, que apostó desde el principio por su publicación).
¿Su secreto? Nadie puede saberlo. Excepto que sus libros no se detienen en los márgenes de ningún género. O que sus páginas son la garantía de una lectura apasionada, poblada de referencias mágicas, cinematográficas e inesperadas.
Su Cementerio de los Libros Olvidados siguió alimentando la fascinación de los lectores en El juego del ángel (2008), El prisionero del cielo (2011) y El laberinto de los espíritus (2016).
Son el legado de un creador entusiasta, que vio cumplidos sus sueños y quiso compartirlos con todos nosotros.