¿Te gustaría hacer más ejercicio? Tu actitud es el primer paso

Estos son algunos consejos básicos a tener en cuenta antes de establecer una actividad física de forma regular. Tanto si tu objetivo es reducir grasas o desarrollar tono muscular, lo más importante es no quedarse quieto.

 

Lo que nadie discute

Hacer ejercicio es bueno para la salud y aumenta nuestra calidad de vida. La OMS recomienda, de forma semanal, un mínimo de 150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de ejercicio vigoroso. Caminar rápido, por ejemplo, puede considerarse actividad moderada. Y esta actividad tan sencilla reduce considerablemente el riesgo de accidentes cardiovasculares si se practica con regularidad. Con 30 minutos diarios, cinco días a la semana, ya tendrías suficiente.

 

Déjate de complejos

Hay gente que siente cierta vergüenza ante la posible opinión de los usuarios habituales del gimnasio, o de los que llevan tiempo corriendo en la vía pública. Olvídate de esta sensación. Aunque cueste reconocerlo, este temor es nefasto porque te impide pasar a la acción. Y, además, la verdad es que todo el mundo está más pendiente de sus propias rutinas que de lo que tú hagas o dejes de hacer.

 

Busca incentivos

Si tu tendencia natural es el sedentarismo, puede que te cueste encontrar la motivación adecuada. Busca una razón personal que no sea un concepto abstracto. Por ejemplo: hazlo por las personas que dependen de ti, porque necesitas tener salud para cuidar de los demás. O porque quieres sentirte mejor desde que empieza el día. Una idea interesante es que si te apoyas únicamente en la fuerza de voluntad, eso significa que estás haciendo algo que, en realidad, no quieres hacer.

 

No exageres

Aunque a veces sientes el impulso de emplearte a fondo e ir a por todas, sobre todo después de un periodo de inactividad, esto puede acabar siendo contraproducente. Hay que ser realista. Ponerse en forma requiere tiempo, y es muy fácil desanimarse si no se tienen unas expectativas razonables.

 

Escoge algo que te guste

Si correr te resulta insoportable o el yoga te aburre, no lo hagas. Si empiezas con una actividad que te desagrada no llegarás muy lejos. En cambio, si apuestas por algo con lo que, por lo menos, puedas disfrutar, eso te ayudará a ganar confianza, y la confianza siempre va de la mano con la motivación. No hace falta que te apasione: recuerda que lo que te hará sentir bien es el efecto del ejercicio, no la actividad en sí.

 

No te obsesiones con el gimnasio

Hay muchas formas de hacer ejercicio sin necesidad de ir a un gimnasio, desde pasear por el parque hasta las rutinas que puedes hacer en casa. Todas estas actividades harán que tu sangre circule mejor y, por encima de todo, pueden resultar más entretenidas o requerir menos tiempo. Tenemos muchas ideas preconcebidas sobre lo que es «hacer ejercicio». Conviene tenerlo en cuenta.

 

Consulta a un profesional

Escucha los consejos de los expertos. Contar con un monitor, si nunca has hecho demasiado ejercicio, puede ser decisivo a la hora de fijar tus objetivos. Y acude al médico si sientes algún dolor o crees que puedes haberte lesionado.

 

Mide tus progresos

Si puedes comprobar las mejoras, aunque sean mínimas, siempre aumentará tu motivación. Existen todo tipo de métodos: desde las apps de fitness hasta apuntar kilómetros en una libreta. Compara dónde estabas hace un tiempo con lo que has conseguido y busca siempre el lado positivo.

 

Sé consistente (pero no te castigues)

Siempre será mejor fijar unas pocas sesiones cortas a la semana, pero que puedas realizar, que intentar abarcar mucho y dejarlo siempre a medias. Cuanto más a menudo cumplas tus objetivos, mayor motivación tendrás para seguir adelante. Por ejemplo, no dejes que el invierno se convierta en una excusa para detenerse. No se trata de hibernar, sino de ser constante.

 

Lo más difícil no es empezar

Cuando hablamos de hacer ejercicio para sentirnos mejor o estar en forma, no basta con dar el primer paso. Lo complicado es mantenerse. Para no perder el impulso, recuerda tener muy claros los motivos por los que estás haciendo ejercicio.

Olvídate de las metas espectaculares (sobre todo, si se plantean en forma de milagros a corto plazo), incluso de los factores estéticos.

Piensa que no estás compitiendo con nadie: tu objetivo eres tú mismo, así que no tienes por qué impacientarte. Actúa sin prisa, pero sin pausa.

Céntrate en que la actividad física te hará sentir mejor, te dará energía y te ayudará a reducir tu nivel de estrés. Y todos estos beneficios se pueden valorar en tu día a día.