Pequeños consejos para que no se te mueran las plantas

Con la llegada del calor, tu casa empieza a sufrir las primeras bajas en el ámbito vegetal. Hay personas que creen que las plantas no son lo suyo porque no consiguen ni la supervivencia de las más resistentes. Lo cierto es que no hace falta ser un jardinero experto: basta con informarse bien y tener paciencia.

 

Cuidar de las plantas no siempre es fácil, y su estado no siempre depende de factores que podamos controlar. Pero hay algunas normas básicas que pueden mantener la salud de tus plantas.

 

Antes de comprar una planta

Para empezar, no olvides que lo esencial para que una planta no se muera es tratarla como lo que es: un ser vivo. El problema es que a veces, sin saberlo, queremos que sobrevivan en un ambiente hostil para ellas. Por eso hay que tener claro si las plantas que queremos adquirir encajan en el entorno que les podemos proporcionar.

  • Un truco para escoger bien: las más fáciles de cuidar son las de interior, las que requieren luz solar indirecta y las que necesitan poca agua.

 

¿Dónde es mejor ubicarlas?

El lugar adecuado depende de cada especie y de su tamaño. Tienes que informarte bien sobre las necesidades de cada una: ¿Necesitan sol o sombra? ¿Resiste bien los cambios de temperatura? Si tienes una ventana orientada hacia el sur, es la ubicación ideal para una planta que necesite mucha luz. Elije la maceta adecuada: de plástico para las plantas que necesitan más humedad, y de barro, que es un material más poroso, para las que no requieren tanta agua.

  • Un truco para plantas de interior: gírala de vez en cuando para que reciba luz desde todos los ángulos.

 

¿Qué abono es el más conveniente?

En primavera, época de crecimiento, las plantas necesitan un refuerzo. Pero no todos los abonos, aunque sean orgánicos, son beneficiosos en todos los casos. Necesitas informarte bien y saber qué plantas necesitan humus, estiércol o compost, por ejemplo.

Un truco para todo el año: diluye una cuchara sopera de bicarbonato en un litro de agua para mantener las planas sanas ante las plagas.

 

No abuses del agua

El riego escaso es letal, por supuesto, pero el extremo opuesto es igual de perjudicial. Es cierto que en verano necesitan más agua, pero tampoco hay que anegarlas: la causa más común de muerte de una planta es por regarla en exceso. Busca el equilibrio. Y si te vas de vacaciones, nunca las dejes sumergidas en agua porque sus raíces se pudrirán. Una regla práctica es establecer un día fijo a la semana para regarlas. Así no te pasas ni te olvidas.

  • Un truco sobre la calidad del agua: regar sin cal. Por eso el agua de lluvia es la mejor opción.

 

Además de regar y abonar…

  • De vez en cuando, airea la tierra: pínchala con un palito.
  • Deja que crezcan raíces nuevas. Para ello es importante trasplantarlas a macetas más grandes. De todas formas, no todas las especies necesitan el mismo espacio para crecer.
  • Revisa las hojas y quita las que estén secas o en mal estado, para que no le roben energía a la planta. Limpia las hojas con agua para que estén más brillantes (hay quienes aconsejan añadir jabón suave, limón diluido o… mayonesa).
  • En cualquier caso, si hay muchas hojas deterioradas o la planta ha dejado de florecer es que hay algún problema: ¡consulta a un experto!